Japón.
Yoshiaki Takahashi salió a la calle el 22 de marzo de 2020. Se inclinó y mostró su respeto a las decenas de clientes que le observaban.
Nigata Mitsukoshi es un gran almacen en el distrito Furumachi de la ciudad de Niigata. Esa noche cierra. Ha estado abierto 113 años. Yoshiaki les pide perdón, y regresa a la tienda. Será el último en abandonarla. Es una cuestión de honor.
Un año antes había cerrado, otro gran almacén. A las 8.00 pm, empleados de la tienda Seibu Department Store Funabashi se inclinaron ante los compradores , justo antes de cerrar en la misma tienda. Estaban poniendo fin a sus 50 años de historia. Les mostraban su respeto, y en cierta forma se disculpaban.
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En la mañana del 30 de junio de 2018, los empleados asistieron a la asamblea matutina de empleados, justo antes de abrir en su último día, en los grandes almacenes «Maruei» en Naka-ku, Nagoya. Había una larga fila afuera de la tienda con muchos compradores que se resistían a despedirse antes de que la tienda abriera a las 10 am, y los empleados que terminaron la asamblea de la mañana, los recibieron con una sonrisa como siempre. Una cosa era los conflictos con la empresa, y otra el honor de recibir correctamente a sus clientes. Cada vez que compraba un cliente, les sonreían, y les daban las gracias por todo el tiempo que habían estado ahí, y les pedían disculpas. Llegó la hora, y todos los empleados acudieron a la puerta, y mostraron sus respeto a los clientes inclinándose mientras bajaba la persiana.
El día 21 de julio de 2016, a las 8.00 pm, los empleados de Plaza Otsu, en la ciudad de Hikone, salieron a la calles para mostrar su respeto a los clientes y peatones. Cerraban. El gerente Hideo Nakai, susurró ante las cámaras que captaban el momento: «Gracias por su patrocinio. Extraño la cara de todos a partir de mañana». Se refería a sus clientes.
Hay momentos míticos e inolvidables en el retail que jamás salen en los disruptivos informes de tendencias en el retail, ni en la supraconferencias, ni en los supraeventos, pero están ahí, y nos reconcilian con esto llamado retail que tanto amamos.
“¡ Irasshaimase konnichiwa! “( Bienvenido, hola! “). Durante los siguientes días estuve recorriendo muchas calles de aquella ciudad. Entraba en las tiendas. Hay miles. Y en todos oía la misma frase. Me llamaba la atención lo correctos que eran los empleados. Yo venía de otro planeta. De otro Retail.
Uno venía de un mundo donde comprabas cosas, pagabas, y en la mayoría de las ocasiones te largabas. Fin de la historia. Nada especial ocurría entre el tipo que te cobraba y tú. Nada demasiado malo, ni nada demasiado bueno.
Yo me dedicaba ya a esto del Retail. Y aquello fue como viajar a un mundo que no sabía que existía.