Habitualmente, se ve como una gran noticia (por parte de muchos consumidores, y muchos analistas), la llegada de nuevos actores a un mercado que rompan a la baja los precios.
Un ejemplo puede ser la llegada de los «ultra-low-cost», cómo shein y Temu, que están destrozando todos los precios de mercado. Y en apenas un par de años han logrado conquistar a 70 millones de europeos.
Pero estos actores son muy perjudiciales,en el horizonte no muy lejano, para una economía y para los propios consumidores.
Estas guerras de precios de descuento por parte de estos actores, están teniendo un impacto importante tanto en las ganancias de las empresas como en el pensamiento de los consumidores, y nos pueden llevar a estados de deflación.Como ya se está sucediendo en China, donde caso todo es guerra de precios, desde la comida, los automóviles, o la ropa.
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Estas nuevas competencias salvajes en precio, arrastra a todos los retailers de un sector, y a medida que los retailers compiten en precio por encima de todo, obligan a sus proveedores, y fabricantes, a realizar fuertes recortes de costos, reduciendo los márgenes de ganancias. Esto, a su vez, conduce a un menor crecimiento salarial o a una mayor dependencia del trabajo informal mal remunerado, lo que perjudica la demanda de los hogares.
Si esta situación continúa, muchos sectores terminarán en un círculo vicioso: menor consumo de valor agregado, deflación, bajas tasas de ganancia que conducen a salarios bajos, lo que empuja aún más a los consumidores a reducir su consumo.
Por tanto, la noticia tan bien recibida por muchos consumidores, y muchos analistas, de la llegada de actores que basan su éxito en políticas de tierra quemada en los precios no es, en absoluto, una buena noticia.