El Parlamento alemán ha dado un paso importante en la lucha contra el cambio climático al aprobar la venta de HVO (aceite vegetal hidrotratado) en las gasolineras de todo el país. Este biocombustible es compatible con los motores diésel actuales y ofrece una reducción significativa de las emisiones de CO2, de hasta un 90% en comparación con el diésel tradicional.
El HVO se produce a partir de aceites y grasas vegetales, incluyendo residuos de matadero, algas y grasas de cocina usadas. Estos materiales se purifican mediante hidrógeno para obtener un combustible parafínico que puede utilizarse en los motores diésel sin necesidad de modificaciones.
En España, el HVO ya se ha comenzado a comercializar en algunas gasolineras, pero aún no existe una regulación específica para este combustible. El Real Decreto que establece las especificaciones de los carburantes no menciona el HVO, lo que genera cierta incertidumbre sobre su uso y comercialización.
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Un nuevo biocombustible para la descarbonización del transporte
A pesar de las ventajas ambientales del HVO, el gobierno español no ha implementado medidas para incentivar su uso. El biocombustible tributa al mismo nivel que el diésel tradicional, lo que limita su atractivo para los consumidores.
Las asociaciones de transportistas han expresado su apoyo al HVO como una alternativa viable para la descarbonización del transporte terrestre. Este biocombustible ofrece una solución inmediata para reducir las emisiones de CO2 sin necesidad de invertir en nuevos vehículos o modificar la infraestructura de transporte existente.
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El gas natural, los biocombustibles y los combustibles sintéticos son otras tecnologías que podrían contribuir a la descarbonización del transporte. Sin embargo, la electrificación parece ser la apuesta del gobierno, a pesar de los desafíos que presenta en términos de costes, infraestructura y viabilidad para el transporte internacional.
La aprobación del HVO en Alemania es un avance positivo en la lucha contra el cambio climático. Es importante que España y otros países europeos consideren medidas para incentivar el uso de este biocombustible y otras alternativas que puedan contribuir a un futuro más sostenible para el transporte.