La paridad de género en los cargos directivos en España
En un contexto empresarial donde la diversidad y la igualdad son valores cada vez más apreciados, los datos revelan una realidad preocupante en España: solo un 15,6% de los cargos directivos están ocupados por mujeres. Esta cifra, lejos de reflejar avances significativos, muestra una disminución con respecto a años anteriores, planteando interrogantes sobre las barreras que impiden el acceso equitativo de las mujeres a puestos de alta responsabilidad.
Según un estudio realizado por la consultora Grant Thornton en 2021, esta situación es motivo de preocupación y reflexión. En 2008, el porcentaje de mujeres en cargos directivos era ligeramente superior, alcanzando el 16,3%. Sin embargo, en los últimos 13 años, apenas ha habido progresos en la consecución de la paridad de género en España.
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A pesar de esta desigualdad, el estudio destaca un aumento en la remuneración de las mujeres en puestos directivos. Sin embargo, esta mejora salarial no ha logrado cerrar la brecha de género, ya que las mujeres directivas siguen ganando un 11% menos que sus colegas masculinos. Aunque esta diferencia salarial ha disminuido en comparación con años anteriores, sigue siendo una preocupación relevante que plantea interrogantes sobre la equidad en el ámbito laboral.
Ante este panorama, diversas expertas y líderes empresariales han levantado su voz para exigir medidas concretas que fomenten la igualdad de género en el ámbito laboral, especialmente en los puestos de alta dirección. Silvia Torres, líder en Nielsen Europa y miembro de la Red de Mujeres Líderes de Nielsen, destaca la importancia de avanzar hacia la igualdad en el entorno laboral y erradicar la discriminación salarial entre hombres y mujeres.
Por su parte, Ana Herrero, directora de Grant Thornton, enfatiza la necesidad de trabajar en un cambio cultural y mentalidad para fomentar la presencia de mujeres en puestos directivos. Destaca la importancia de implementar políticas de igualdad en las empresas y promover programas de mentorización y formación para mujeres, como estrategias para derribar las barreras que limitan su acceso a cargos de alta responsabilidad.
La presencia de mujeres en puestos directivos no solo es una cuestión de justicia social, sino que también tiene un impacto positivo en la economía y la rentabilidad de las empresas. Según un informe de McKinsey Global Institute, las empresas con mayor diversidad de género tienen un 21% más de probabilidades de obtener rentabilidades por encima de la media del mercado. Además, estudios del Observatorio de la Responsabilidad Social Corporativa sugieren que las empresas con mujeres en puestos directivos presentan mayores beneficios y enfrentan situaciones de menor riesgo.
A pesar de estos datos alentadores, la presencia de mujeres en los máximos puestos directivos sigue siendo desigual e insuficiente. Para abordar esta brecha de género, es necesario identificar y abordar las causas subyacentes que impiden el acceso equitativo de las mujeres a puestos de alta responsabilidad. Entre estas causas se encuentran la falta de igualdad de oportunidades, la discriminación directa e indirecta y la ausencia de políticas de conciliación laboral y familiar.
Además, el concepto del «techo de cristal» sigue siendo una barrera significativa para las mujeres en su ascenso a cargos directivos. Esta barrera invisible se alimenta de estereotipos de género y obstáculos culturales que dificultan el avance profesional de las mujeres.
Para superar el «techo de cristal» y fomentar la igualdad en los puestos directivos, es necesario el compromiso de todas las partes interesadas. Esto incluye a empresas, instituciones, sociedad civil y, por supuesto, hombres y mujeres. Se deben promover medidas concretas como cuotas de género en los consejos de administración, igualdad salarial, planes de igualdad en las empresas y políticas de conciliación real entre la vida laboral y familiar.
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Además, es crucial impulsar la formación y el desarrollo de habilidades de liderazgo en las mujeres desde una edad temprana, así como promover referentes femeninos en el mundo empresarial. Solo mediante un esfuerzo conjunto y una voluntad real de cambio podremos lograr una verdadera igualdad en los puestos de dirección y construir un futuro más justo y equitativo para todos. La igualdad de género no solo es un derecho, sino también una oportunidad para el crecimiento y el progreso de nuestra sociedad.