Estudio revela que los pagos electrónicos genera necesidad de gastar más
La evolución del dinero ha recorrido un largo camino desde los días en que las conchas eran utilizadas como moneda. Hoy en día, en las naciones desarrolladas, hay una clara tendencia hacia los pagos electrónicos. Un nuevo estudio publicado en el Journal of Retailing señala que esta transición nos está llevando a gastar más.
El estudio
Investigadores de las universidades de Adelaide y Melbourne, en Australia, realizaron un meta-análisis de 71 estudios previos, abarcando los hábitos de gasto en 17 países distintos. Los resultados sugieren que el uso de pagos electrónicos, como tarjetas o teléfonos, nos hace ser menos estrictos con nuestro presupuesto en comparación con el uso de efectivo.
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Según Lachlan Schomburgk, investigador de marketing en la Universidad de Adelaide, “Para evitar gastar más de lo planeado, recomendamos a los consumidores llevar efectivo en lugar de tarjetas siempre que sea posible, ya que actúa como un método de autocontrol”. “Al usar efectivo, las personas cuentan y entregan físicamente billetes y monedas, haciendo que el acto de gastar sea más evidente. Si no se entrega nada físicamente, es fácil perder la noción de cuánto se gasta”, añade Schomburgk.
Gastos y gastos
El estudio encontró que la diferencia en el gasto entre métodos de pago con y sin efectivo es “pequeña, pero significativa”. Esta diferencia es mayor en el “consumo conspicuo”: la compra de artículos que denotan estatus, como ropa de lujo y joyería. Este vínculo ha sido observado antes, pero nunca en tantos experimentos e interacciones diferentes.
Por otro lado, los pagos hechos al donar o dar propinas no mostraron una diferencia significativa entre efectivo y métodos de pago sin efectivo. Schomburgk añadió: “En contra de nuestras expectativas, encontramos que los pagos sin efectivo no necesariamente llevan a mayores propinas o donaciones en comparación con el efectivo”.
También se observó una relación entre condiciones económicas más positivas y un mayor efecto del uso de pagos sin efectivo, aunque esta relación disminuyó ligeramente con el tiempo. El nivel de inflación, por otro lado, no pareció afectar la diferencia entre el gasto en efectivo y sin efectivo.
Impacto a largo plazo
El estudio indica que el efecto de los pagos sin efectivo se ha debilitado con el tiempo, sugiriendo que a medida que estos métodos se vuelven más comunes, su impacto en los consumidores disminuye. Este efecto de habituación probablemente aumentará a medida que el mundo se dirige hacia una sociedad sin efectivo.
Los autores del estudio planean continuar su investigación en las tendencias de gasto más recientes y las nuevas tecnologías de pago, incluidas las criptomonedas y los servicios de «compra ahora y paga después», para ver qué efectos están teniendo. La transición hacia una sociedad sin efectivo parece casi inevitable. Creo que esta investigación es crucial porque arroja luz sobre un aspecto pasado por alto de esta transición: cómo los métodos de pago influyen en nuestro comportamiento de gasto,” concluyó Schomburgk.
Reflexiones sobre el comportamiento del consumidor
El estudio realizado por Schomburgk y su equipo resalta la importancia de entender cómo los métodos de pago influyen en el comportamiento del consumidor. La facilidad y conveniencia de los pagos electrónicos pueden llevar a una menor percepción del gasto, lo que se traduce en un mayor consumo. Este fenómeno es particularmente relevante en una era donde las compras en línea y el uso de dispositivos móviles para transacciones financieras son cada vez más comunes.
El hecho de que el uso de efectivo haga que las personas sean más conscientes de sus gastos se debe a la tangibilidad del dinero físico. Contar y entregar billetes y monedas crea una sensación de pérdida tangible que no se experimenta con los pagos electrónicos. Este acto físico de gastar puede funcionar como un freno natural, ayudando a las personas a mantener un control más estricto sobre su presupuesto.
Estrategias para un consumo responsable
Para contrarrestar la tendencia a gastar más con pagos electrónicos, es útil que los consumidores adopten algunas estrategias de autocontrol. Una de las recomendaciones principales del estudio es el uso de efectivo para las compras diarias. Llevar una cantidad fija de dinero en efectivo puede ayudar a limitar el gasto y a hacer más consciente al consumidor del dinero que se está desembolsando.
Otra estrategia efectiva es el uso de aplicaciones de gestión financiera que rastrean y categoricen los gastos. Estas herramientas pueden proporcionar una visión clara de los hábitos de consumo, permitiendo a los usuarios identificar áreas donde pueden reducir gastos. Establecer presupuestos y metas de ahorro también puede ser una forma útil de controlar el gasto y fomentar una mayor responsabilidad financiera.
El futuro de los pagos y el comportamiento del consumidor
A medida que las tecnologías de pago continúan evolucionando, es probable que veamos cambios adicionales en el comportamiento del consumidor. Las criptomonedas, los pagos biométricos y los servicios de «compra ahora y paga después» están emergiendo como nuevas formas de realizar transacciones. Cada una de estas tecnologías tiene el potencial de influir en cómo y cuánto gastan las personas.
Es importante que los consumidores, los investigadores y los reguladores comprendan estos cambios y trabajen juntos para desarrollar estrategias que promuevan un consumo responsable. La educación financiera juega un papel crucial en este proceso, ayudando a los individuos a tomar decisiones informadas y a gestionar sus finanzas de manera efectiva.
El estudio sobre la transición a los pagos electrónicos y su impacto en el gasto de los consumidores revela una tendencia clara: la conveniencia de los métodos de pago electrónicos puede llevar a un mayor gasto. Aunque la diferencia en el gasto entre efectivo y pagos electrónicos puede ser pequeña, su impacto acumulativo es significativo.
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Es esencial que los consumidores sean conscientes de cómo los diferentes métodos de pago pueden influir en sus hábitos de gasto. Adoptar estrategias como el uso de efectivo para ciertas compras, establecer presupuestos y utilizar aplicaciones de gestión financiera puede ayudar a mitigar los efectos negativos de la transición a una sociedad sin efectivo.
A medida que las tecnologías de pago continúan avanzando, es fundamental seguir investigando y adaptando nuestras estrategias de consumo para mantener un equilibrio entre la conveniencia y la responsabilidad financiera. La educación y la conciencia sobre estos temas serán clave para asegurar que los beneficios de la digitalización de los pagos no vengan acompañados de un aumento indebido en el consumo.