La narrativa oficial del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha sido la de una administración austera que ha logrado ahorros considerables a través del combate a la corrupción y la reducción de gastos onerosos. Sin embargo, los datos contradicen esta versión y apuntan a una reorientación del gasto público más que a un verdadero ahorro.
Ahorros inexistentes:
Falta de transparencia: La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) no ha publicado ningún documento o análisis que detalle en dónde se concentraron los ahorros, dónde está el dinero ahorrado o cómo se gastó.
Cifras contradictorias: La SHCP estimó ahorros de hasta 2 billones de pesos, pero el gasto público federal ha alcanzado niveles históricos.
Gasto público en aumento: México ha registrado el mayor crecimiento en el gasto público de la región en los últimos cinco años, pasando del 25% del PIB al 32%.
Programas sociales priorizados: El gasto en programas sociales se ha incrementado en un 30%, alcanzando los 6.5 billones de pesos.
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Reorientación del gasto:
Recortes en algunos rubros: Salud, Turismo, Trabajo y Economía han sufrido recortes presupuestales.
Aumento en otras áreas: Energía, Bienestar, Defensa Nacional y Marina han visto un incremento de hasta 610% en su presupuesto.
Obras emblemáticas: Se han destinado recursos considerables a proyectos como la refinería Dos Bocas y el Tren Maya.
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El gobierno federal ha tenido que recurrir al endeudamiento para financiar su gasto.
Impacto en las finanzas públicas: La reorientación del gasto podría tener consecuencias negativas a largo plazo.
En definitiva, la «austeridad republicana» de AMLO no ha sido lo que se ha pregonado. En realidad, se ha producido una reorientación del gasto que ha priorizado programas sociales y obras emblemáticas, en detrimento de otros sectores. Si esta estrategia tendrá un impacto positivo o negativo en el país solo el tiempo lo dirá.