Argentina se sitúa como el cuarto país con mayor desigualdad
Según el último reporte económico del Banco Mundial, Argentina se encuentra en el cuarto lugar a nivel mundial en cuanto al aumento de la desigualdad de ingresos, medida a través del índice Gini. Este ranking es encabezado por Sudáfrica, Brasil y Colombia, seguidos por México y, en cuarta posición, Argentina. La desigualdad de ingresos en Argentina ha crecido notablemente, reflejando un panorama preocupante para la economía del país y sus ciudadanos.
Desigualdad en el contexto global
Por regiones, África Sub-sahariana es la que presenta el peor indicador de desigualdad, seguida por Latinoamérica y el Caribe. Este incremento de la desigualdad ha sido un fenómeno global, exacerbado por la pandemia de Covid-19 que frenó el descenso de la pobreza que venía ocurriendo desde el período 2007-2012. La pandemia no solo interrumpió los avances en la reducción de la pobreza, sino que también amplió las brechas existentes, afectando de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables de la sociedad.
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Entre 2022 y 2023, los países con mayor crecimiento de la desigualdad fueron Colombia (índice Gini de 54.8), Brasil (52.0), Zambia (51.5), Panamá (48.9), Costa Rica (47.2), Ecuador (45.5), Paraguay (45.1), México (43.5), Chile (43.0) y, en décimo lugar, Argentina con un índice Gini de 40.7%. Este índice mide la distribución de los ingresos entre los ciudadanos de un país, donde 0 representa igualdad perfecta y 100 máxima desigualdad.
Factores que agravan la desigualdad
El Banco Mundial atribuye el aumento de la desigualdad a una combinación de factores como el cambio climático, la fragilidad económica, los conflictos, la violencia, y la inseguridad alimentaria. Estas amenazas combinadas han dificultado la recuperación económica post-pandemia y han exacerbado las inequidades existentes. Además, la crisis de los refugiados y las políticas migratorias restrictivas han complicado aún más el panorama, afectando tanto a los países emisores como a los receptores de migrantes.
La pobreza extrema sigue siendo un desafío significativo a nivel mundial. Casi 700 millones de personas viven en pobreza extrema, subsistiendo con menos de US$ 2.15 al día. Aunque este número se había reducido en un 40% entre 2010 y 2019, la pandemia revirtió muchos de estos avances. Las tendencias son similares para las personas que viven con menos de US$ 3.65 al día y US$ 6.85 al día, mostrando un ligero aumento desde 2019.
El 2023 se ha destacado como un año crítico para la desigualdad. Como ocurre en la mayoría de las crisis, los países más pobres fueron los más afectados, muchos de ellos ya en situación de sobreendeudamiento y enfrentando una mayor escasez de recursos. La pandemia también aceleró la digitalización y el trabajo esporádico en línea, que aunque es una fuente esencial de ingresos para algunos, sigue siendo accesible solo para una minoría, profundizando aún más las brechas económicas.
El aumento de la desigualdad en Argentina, en comparación con otros países, se refleja en la evolución de la distribución del ingreso del primer trimestre de 2023. El ingreso medio per cápita familiar para el total de la población fue de $79.007, con el ingreso más bajo alcanzando los $28.356, el medio $70.100, y el más alto $198.245. Esto significa que, en promedio, cada hogar contaba con $79.000 por mes por cada integrante durante el primer trimestre de 2023. Este nivel de ingreso es bajo, ya que no llega a representar 1,5 canasta básica por adulto equivalente, y además es casi 2% menor que un año atrás en términos reales.
Dentro de la misma Ciudad de Buenos Aires, las diferencias de ingresos son marcadas: en la zona Norte, los ingresos son 93.5% superiores a los de la zona Sur, según datos del cuarto trimestre de 2023 elaborados por la Dirección de Estadística y Censos porteña. Además, durante el año pasado, los hogares de la zona Sur experimentaron una caída de ingresos en relación con la inflación superior a la de los hogares de la zona Norte, lo que acentuó aún más la desigualdad.
Las políticas económicas y sociales juegan un papel crucial en la lucha contra la desigualdad. En Argentina, la persistencia de la inflación, la falta de acceso a empleos de calidad y la inequidad en la distribución de la riqueza han sido factores determinantes en el aumento de la desigualdad. Las políticas migratorias mejoradas no solo pueden ayudar a aliviar la crisis de los refugiados, sino también impulsar el crecimiento económico y la prosperidad. Sin embargo, las crisis múltiples, o policrisis, han complicado más la labor de desarrollo, haciendo que las soluciones sean más difíciles de implementar.
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Argentina enfrenta un desafío significativo en términos de desigualdad de ingresos, ubicándose como el cuarto país con mayor crecimiento de esta brecha a nivel mundial. La pandemia de Covid-19 ha exacerbado estas inequidades, afectando desproporcionadamente a los más vulnerables. A pesar de los esfuerzos por mejorar la situación económica, factores como el cambio climático, la inseguridad alimentaria y las políticas migratorias continúan obstaculizando el progreso.
Para abordar eficazmente la desigualdad, es fundamental implementar políticas que fomenten el crecimiento inclusivo y la equidad. Esto incluye mejorar el acceso a la educación y al empleo de calidad, promover políticas fiscales justas y fortalecer los sistemas de protección social. Solo mediante un enfoque integral y coordinado se podrán reducir las brechas de ingresos y garantizar un desarrollo sostenible y equitativo para todos los ciudadanos.