Uruguay retrocede ante la preparación de transición energética
El último informe del Foro Económico Mundial (WEF) revela que Uruguay ha retrocedido en el ranking de los países mejor preparados para la transición energética. A pesar de los esfuerzos significativos y los avances en energía eólica, el país cayó 10 puestos, situándose en el puesto 33 con una puntuación de 60,8 puntos, en comparación con el 23º lugar obtenido en 2023 con 63,6 puntos.
El WEF elabora anualmente el Energy Transition Index (ETI), que evalúa la preparación de los países para la transición hacia un sistema energético sostenible. Este ranking considera diversos factores, incluyendo la estabilidad económica, las políticas gubernamentales, la infraestructura energética y la capacidad de innovación.
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A nivel mundial, los países nórdicos lideran la clasificación con Suecia a la cabeza (78,4 puntos), seguida por Dinamarca (75,2 puntos) y Finlandia (74,5 puntos). Estos países destacan por sus políticas avanzadas y su infraestructura robusta en energías renovables.
En la región de Latinoamérica, Brasil es el líder, ocupando el puesto 12 a nivel mundial con 65,7 puntos, seguido por Chile en el puesto 20 con 63,9 puntos y Costa Rica en la 30ª posición con 61,3 puntos. Uruguay, aunque ha mostrado avances, se encuentra detrás de estos países, lo que subraya la necesidad de intensificar los esfuerzos para mantenerse competitivo en la región.
Factores de Retroceso para Uruguay
A pesar de los progresos en energía eólica y otras iniciativas sostenibles, Uruguay enfrentó varios desafíos que contribuyeron a su descenso en el ranking. La volatilidad económica y las tensiones geopolíticas globales afectaron la capacidad del país para atraer inversiones y mantener un ritmo constante de innovación en el sector energético.
El WEF también destacó que, aunque hubo una inversión récord de 1,8 billones de dólares a nivel mundial en energías limpias en el último año, las emisiones del sector energético siguieron aumentando un 1,1% interanual. Esta tendencia indica que, a pesar de los esfuerzos, la transición energética enfrenta obstáculos significativos.
Inversiones y Desafíos en América Latina
En América Latina, los puntajes ETI aumentaron apenas un 3% en la última década, a pesar de liderar en sostenibilidad debido a la dependencia de la energía hidroeléctrica y la expansión de la energía solar y eólica. Sin embargo, la región experimentó una disminución del 70% en inversión en energías renovables, lo que plantea serias preocupaciones sobre la capacidad de mantener el impulso hacia una energía más limpia.
Además, la región enfrentó caídas en educación y capital humano (5%) y en el entorno de innovación (9%). Estos factores son cruciales para desarrollar y mantener un sector energético avanzado y resiliente. La falta de inversión en estos ámbitos puede limitar la capacidad de los países para adaptarse a nuevas tecnologías y mantener una fuerza laboral capacitada.
La Situación de Otros Países Latinoamericanos
Aparte de Brasil, Chile y Costa Rica, otros países de la región también enfrentan desafíos en la transición energética. Colombia ocupa el puesto 35, seguido de Paraguay (42), El Salvador (46), Perú (47) y Panamá (51). México, un país con grandes recursos energéticos, se encuentra en el puesto 57, lo que refleja las dificultades internas y externas que enfrenta en este sector.
En la mitad baja de la clasificación, Bolivia (66), Ecuador (74), Argentina (82) y Venezuela (95) muestran que aún hay un largo camino por recorrer para muchas naciones de la región. Estos países enfrentan desafíos adicionales como la falta de infraestructura, la inestabilidad política y la dependencia de combustibles fósiles.
Perspectivas Futuras para Uruguay
Para mejorar su posición en el ETI, Uruguay necesita abordar varias áreas clave:
Aumentar la Inversión en Energías Renovables: Atraer más inversiones extranjeras y nacionales para proyectos de energía limpia es crucial. Esto incluye no solo la energía eólica, sino también la solar y otras tecnologías emergentes.
Fortalecer el Capital Humano: Invertir en educación y capacitación para desarrollar una fuerza laboral calificada en el sector energético. Esto puede incluir programas de formación técnica y colaboraciones con instituciones académicas y de investigación.
Mejorar el Entorno de Innovación: Fomentar un ecosistema que promueva la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías energéticas. Esto puede incluir incentivos fiscales, apoyo a startups y mayor colaboración entre el sector público y privado.
Estabilidad Política y Económica: Crear un entorno económico y político estable que atraiga inversiones y fomente la confianza en el mercado energético.
Políticas Sostenibles a Largo Plazo: Desarrollar y mantener políticas energéticas que sean sostenibles a largo plazo y que puedan adaptarse a los cambios tecnológicos y de mercado.
El retroceso de Uruguay en el ranking del WEF sobre los países mejor preparados para la transición energética subraya la necesidad de redoblar esfuerzos en diversas áreas clave. Aunque el país ha hecho avances significativos en energía renovable, especialmente en energía eólica, la competencia global y regional es feroz.
Uruguay debe centrar sus esfuerzos en atraer inversiones, fortalecer su capital humano y fomentar un entorno de innovación robusto para mejorar su posición en futuros rankings. La transición energética es un proceso continuo y complejo, y mantenerse a la vanguardia requiere una estrategia integral y sostenida.
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A nivel regional, la situación es similar: América Latina necesita aumentar significativamente su inversión en energías renovables y mejorar su infraestructura educativa y de innovación. Solo así podrá la región mantener su liderazgo en sostenibilidad y avanzar hacia un futuro energético más limpio y seguro.
En este contexto, el informe del WEF es una llamada de atención para los gobiernos y las industrias de la región, recordándoles la importancia de la transición energética no solo para combatir el cambio climático, sino también para asegurar un crecimiento económico sostenible y resiliente.