Uruguay debe cerrar acuerdos comerciales externos, con o sin el Mercosur
Para Uruguay, la necesidad de diversificar y expandir sus mercados internacionales se ha vuelto una prioridad ineludible. Gonzalo Oleggini, un destacado analista en asuntos internacionales, ha sido claro al respecto: el país debe cambiar su estatus en el Mercosur para poder avanzar en acuerdos comerciales con terceros países. Esta postura, aunque arriesgada debido a las posibles represalias de los socios del bloque, no implica abandonar la zona de libre comercio. En cambio, sugiere prescindir del arancel externo común para abrir nuevas oportunidades de mercado y potenciar las exportaciones uruguayas.
Mercosur: ¿Una jaula o una oportunidad limitada?
El Mercosur ha sido, durante años, una plataforma de integración económica que ha permitido a sus miembros beneficiarse de un comercio libre de aranceles entre sí. Sin embargo, Oleggini argumenta que esta integración ha llegado a ser un corsé para Uruguay, limitando su capacidad de crecimiento y diversificación. Según sus estimaciones, el Mercosur aporta a Uruguay una ganancia anual de aproximadamente 10.000 millones de dólares, una cifra considerable pero insuficiente para el potencial del país.
Oleggini sostiene que para que Uruguay alcance exportaciones anuales de entre 50.000 y 60.000 millones de dólares, es imperativo cambiar el estatus dentro del Mercosur. Esto permitiría al país negociar acuerdos comerciales bilaterales con terceros países sin las restricciones del arancel externo común. Este cambio no significaría abandonar el Mercosur, sino reformar su participación para obtener mayor flexibilidad y acceso a mercados más amplios.
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Los datos más recientes sobre el comercio exterior de Uruguay, proporcionados por Uruguay XXI, revelan un aumento del 8% en las exportaciones interanuales en mayo, acumulando 4.921 millones de dólares en lo que va del año, con un crecimiento interanual del 5%. Este incremento ha sido impulsado por productos como el arroz, los vehículos, los subproductos cárnicos y la madera, aunque contrarrestado por la caída en las ventas de malta y carne bovina.
Oleggini atribuye este repunte a varios factores. Uno de ellos es el «efecto arrastre» causado por el calendario de la Semana de Turismo, que este año cayó en marzo, compactando las salidas de productos en un periodo más corto. Además, la cuestión climática también ha jugado un papel crucial, retrasando parte de la cosecha pero incrementando el área sembrada y mejorando los rendimientos.
El analista también subraya la importancia de mejorar la competitividad no mediante ajustes en el tipo de cambio, sino a través de la reducción de costos logísticos como la energía y el combustible. Las recientes inundaciones en Brasil representan una situación coyuntural que afectará principalmente al sector lácteo durante algunos meses, pero que no debería desviar a Uruguay de su objetivo a largo plazo.
En cuanto a los destinos de las exportaciones, China sigue siendo el principal socio comercial, seguido de Brasil y la Unión Europea. Sin embargo, Oleggini destaca la disminución del volumen de compras de carne vacuna por parte de China, lo cual ha generado un efecto de arrastre en otros mercados. Esto pone de manifiesto la necesidad de explorar y conquistar nuevos mercados en Asia-Pacífico, como Indonesia, India y Pakistán, que presentan grandes oportunidades para los productos uruguayos.
Servicios: La nueva frontera del comercio exterior
Otro punto crítico es la creciente importancia de los servicios en las exportaciones uruguayas. Oleggini prevé que en poco tiempo, las exportaciones de servicios como software, servicios audiovisuales, logística y turismo alcanzarán el mismo nivel que las de bienes. Esto refleja una transformación significativa en la estructura del comercio exterior del país y resalta la necesidad de una estrategia integral que contemple tanto bienes como servicios.
La gestión de la integración comercial
La integración comercial y la apertura a nuevos mercados han sido temas recurrentes en el debate político uruguayo. La oposición ha criticado constantemente la gestión del oficialismo en este aspecto, argumentando que las negociaciones se han visto truncadas por los vetos de los socios regionales. Oleggini reconoce que se han hecho intentos significativos, pero lamenta que las ambiciones de lograr acuerdos comerciales amplios se hayan visto obstaculizadas.
En lugar de acuerdos macro, Uruguay ha optado por buscar habilitaciones producto a producto, una estrategia que ha servido como «plan B» pero que no ha logrado los avances esperados. Esta situación subraya la urgencia de reconsiderar la participación de Uruguay en el Mercosur y explorar nuevas vías para potenciar su inserción internacional.
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Uruguay enfrenta un momento crucial en su política comercial. La necesidad de cambiar su estatus dentro del Mercosur es evidente para maximizar su potencial de exportación y abrirse a nuevos mercados. Aunque esto conlleva riesgos, como las posibles represalias de los socios del bloque, los beneficios potenciales superan los desafíos. Con una estrategia clara y un enfoque en mejorar la competitividad y diversificar los mercados, Uruguay puede transformar su comercio exterior y alcanzar niveles de exportación mucho más altos, beneficiando así a toda su economía.