El Senado de Brasil dio un paso significativo el miércoles al aprobar un proyecto de ley destinado a incentivar la sostenibilidad de los fabricantes de automóviles. Sin embargo, lo que captó la atención fue la reincorporación de una propuesta para gravar las compras internacionales en línea de bajo costo.
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La propuesta, que establece un impuesto de importación del 20% para compras transfronterizas de menos de US$ 50, había sido retirada del proyecto el día anterior, pero fue reintroducida mediante una enmienda.
Este cambio en el proyecto significa que ahora debe regresar a la Cámara Baja del Congreso para su revisión antes de ser enviado para la sanción presidencial.
El senador Rodrigo Cunha, ponente del proyecto, había retirado la propuesta fiscal el martes, argumentando que «no era el momento adecuado» para someterla a votación. Sin embargo, el miércoles fue reinstalada, lo que subraya la división de opiniones dentro del Senado sobre este asunto.
El gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha estado buscando un equilibrio entre el gasto público y los ingresos fiscales. Aunque previamente se había manifestado en contra de la propuesta de impuesto a la importación, el proyecto ha recibido un nuevo impulso en el Senado.
El año pasado, la administración de Lula da Silva intentó implementar una versión del impuesto sobre las ventas en línea para compras por debajo de los US$ 50. Sin embargo, esta medida fue abandonada después de una fuerte oposición por parte de los consumidores.
La propuesta actual tiene el potencial de impactar a minoristas en línea globales como AliExpress de Alibaba, Shopee y el popular minorista de moda Shein, todos los cuales han establecido una fuerte presencia en la mayor economía de América Latina.
Cabe destacar que una medida adicional que habría establecido normas de contenido local para las actividades de exploración y producción de petróleo no se incluyó en la versión final del proyecto de ley aprobado por el Senado.
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Este movimiento legislativo marca un cambio significativo en la política fiscal brasileña y plantea interrogantes sobre el futuro de las compras en línea de bajo costo en el país.